Pocas cosas son tan mágicas como rodar con tu bicicleta cuando llega el otoño. Las temperaturas empiezan a bajar, los colores del paisaje empiezan a cambiar y hay una frescura palpable en el aire. Lo más probable es que tú y tus compañeros de salidas hayáis hecho un montón de kilómetros de entrenamiento y competición a lo largo del año, y con la llegada de la temporada baja, estéis deseando centraros en el factor diversión de vuestra ruta más que en cualquier otra cosa.

Pero la estación otoñal no está exenta de desafíos únicos. Los ciclistas deben decir adiós al clima cálido y a la luz diurna adicional del verano, y también ajustar su rutina a los cambios estacionales que se producen fuera de la bicicleta. Aquí tienes algunos consejos para asegurarte de que aprovechas al máximo el tiempo de pilotaje y el disfrute cuando empiece la temporada de otoño.

1. EQUÍPATE POR CAPAS

Mientras que en los calurosos meses de verano lo más probable es que sólo necesitaras un maillot y un culote con tirantes -y posiblemente un chaleco - en otoño tendrás que asegurarte de que vas bien abrigado cuando salgas de ruta.

La mejor forma de hacerlo es con capas:

  • Busca piezas de equipo ligeras y desmontables que puedan guardarse fácilmente en un bolsillo del maillot o de la chaqueta.
  • Piensa en una capa base que puedas llevar debajo del maillot para añadir al instante un poco de calor a tu conjunto. 
  • Tu vestuario también debe incluir prendas básicas como calentadores para los brazos, para las rodillas o las piernas, un chaleco y un cortavientos de manga larga.
  • Si tus zapatillas de ciclismo están especialmente bien ventiladas, considera la posibilidad de hacerte con un juego de fundas para los dedos o fundas completas para mantener los pies calientes durante las rutas frías.

Es un equilibrio delicado confeccionar un atuendo que te mantenga abrigado pero sin pasar calor, sobre todo en otoño, cuando los cambios de temperatura a menudo pueden pasar de gélidos a sofocantes en el transcurso de la misma salida. Experimenta con distintas prendas y accesorios para averiguar lo que se adapta mejor a tu nivel de comodidad y al clima de tu zona.

2. MANTENTE SECO

Invierte en un chubasquero de alta calidad que sea impermeable y transpirable (para que no pases calor). Si tu zona es propensa a lluvias cortas y esporádicas, piensa en un chubasquero que sea ligero y plegable, para que puedas quitártelo y ponértelo fácilmente a lo largo de la ruta.

Asegúrate de que también tienes en cuenta tus pies adquiriendo unas fundas impermeables para las zapatillas. Pocas cosas pueden fastidiar más una ruta que tener los dedos de los pies empapados.

Además de la ropa, hay otros accesorios que debes tener en cuenta para maximizar tu seguridad y comodidad bajo la lluvia.

Los guardabarros son una gran opción para mantenerte seco, ya que evitan que el exceso de agua salga de los neumáticos y te salpique las piernas y el trasero. Hay muchas opciones de guardabarros accesorios, así que busca un juego que se pueda fijar fácilmente al cuadro de tu bicicleta o a otros componentes.

Si sueles ir en grupo, considera la posibilidad de ponerte unos guardabarros completos -que envuelvan la mayor parte posible del neumático- para evitar que el agua salpique a los que van detrás de ti.

Por último, hazte con un par de gafas con cristales transparentes, o con cristales ligeramente tintados diseñados para mejorar la claridad en tiempo húmedo. No sólo mantendrán tus ojos protegidos de los elementos, sino que también mejorarán tu visión en condiciones de poca luz o en días grises.

3. Se visible

Como el ciclismo otoñal suele implicar más tiempo en condiciones de lluvia y poca luz, asegúrate de ser lo más visible posible para los demás conductores. Es realmente un buen consejo para rodar en cualquier momento y lugar.

Elige prendas con colores vivos y estampados llamativos, en lugar de piezas negros lisas.

También te recomendamos rodar con luces, especialmente una luz trasera, que aumentará drásticamente tu visibilidad para los conductores que circulan detrás de ti.

 

4. LE A TU BICICLETA UN POCO MÁS DE CARIÑO

Ante todo, asegúrate de limpiar la bicicleta a menudo. Te recomendamos que le des a tu bicicleta un rápido repaso o una ligera limpieza después de cada salida. Tampoco hace falta que inviertas demasiado tiempo: basta con que dediques entre 3 y 5 minutos a eliminar la suciedad y la mugre con un paño suave y, posiblemente, algún producto especia para limpiar bicicletas.

Además, limpia a fondo la bicicleta una vez a la semana y una vez al mes, prestando especial atención a desengrasar los componentes del cambio para maximizar su vida útil.

Considera la posibilidad de cambiar los neumáticos en otoño por un par más ancho y robusto. En la mayoría de las zonas, el estado de las carreteras se deteriora ligeramente después del verano debido al aumento de las precipitaciones, a las resbaladizas hojas caídas de los árboles, a la humedad de primera hora de la mañana y a la suciedad general. Cambiar los neumáticos de verano de alto rendimiento por un juego más resistente te ayudará a reducir el número de pinchazos, mientras que un juego de cubiertas más anchas aumentará la tracción y la adherencia general de la bicicleta para un mejor comportamiento y una mayor comodidad.

5. SÉ FLEXIBLE Y MANTÉN UNA ACTITUD POSITIVA

Ya hemos hablado de ello en secciones anteriores, pero es importante recordar que hay cosas ajenas al uso de tu bicicleta -como el enfriamiento del tiempo, la reducción de la luz diurna, la vuelta al colegio de los niños o quizá los cambios estacionales de tus obligaciones profesionales- que requerirán tu atención.

Así que sé flexible con el tiempo que dedicas al ciclismo y aprovecha el cambio estacional para tomarte un tiempo para reflexionar sobre tus objetivos de carrera, entrenamiento o ejercicio. Es una gran oportunidad para reevaluar lo que te ha funcionado, lo que no, y cómo puedes afrontar el nuevo año con un plan y una motivación añadida.

Del mismo modo, asegúrate de ser flexible con tu rutina real de bicicleta. El clima fresco del otoño exige que te incorpores con más constancia a tu entrenamiento habitual.

Date un tiempo extra para calentar los músculos antes de empezar los intervalos, por ejemplo. Ten en cuenta la carga de trabajo de tu entrenamiento y determina qué necesidades nutricionales puedes tener que ajustar en función de las necesidades calóricas o metabólicas de tu cuerpo; y recuerda, presta atención a tu hidratación en la bici, porque el tiempo más fresco del otoño puede engañarte para que no bebas lo suficiente en comparación con los días calurosos del verano.

Y si el tiempo otoñal en tu zona es especialmente desapacible, considera la posibilidad de pasar más tiempo en un entrenador de interior para ayudarte a conseguir los objetivos de entrenamiento que deseas. Al igual que con todo lo que implica maximizar tu disfrute del ciclismo, una mentalidad positiva y algo de planificación te ayudarán mucho.